Cómo entrenar para mejorar en tu deporte: de la teoría a la práctica
Entrenar no es solo levantar pesas o correr kilómetros. Si quieres mejorar en tu deporte, el entrenamiento debe tener transferencia directa a lo que ocurre en la competición. Esto significa diseñar tu rutina según las demandas reales de tu disciplina, tu posición y tus gestos técnicos.
Luis Silva
9/19/20252 min read


1. Conocer tu deporte a fondo
Para diseñar un entrenamiento eficaz, primero debes entender tu deporte en profundidad:
Identifica las demandas físicas: Determina si tu deporte requiere resistencia, fuerza, velocidad, potencia o una combinación.
Analiza los gestos técnicos: Observa los movimientos más repetidos y críticos durante la competición.
Reconoce los patrones de juego: Fíjate en los cambios de ritmo, las cargas físicas y la frecuencia de los esfuerzos.
Adapta según tu posición: Un portero de fútbol necesita salto lateral explosivo, resistencia contralateral y velocidad de reacción, mientras que un defensa requiere salto vertical, fuerza antirotacional y capacidad de carga cuerpo a cuerpo.
Conocer estos detalles permite que tu entrenamiento tenga transferencia real, es decir, que lo que trabajas en el gimnasio o en pista se traduzca directamente en mejoras en tu deporte.
2. La importancia de la fuerza y la potencia
La fuerza es la base de cualquier deporte, pero la potencia (fuerza x velocidad) es la que marca la diferencia en gestos explosivos. Para desarrollarla:
Pliometría: Saltos, rebotes y lanzamientos que imitan gestos del deporte.
Trabajo de fuerza orientado a velocidad: No se trata de levantar el máximo peso, sino de hacerlo rápido y controlado.
Ejercicios específicos: Diseña los movimientos según tus demandas técnicas, no según lo que haría un culturista.
3. Diferencias clave con el entrenamiento estético
El entrenamiento deportivo difiere mucho del de culturismo, y esto afecta varios aspectos:
Repeticiones: En el deporte dependen de la fuerza y potencia requerida; en culturismo se buscan series de hipertrofia (8-12 repeticiones).
RIR/RPE: El deportista ajusta la fatiga según la transferencia al gesto deportivo, mientras que el culturista trabaja cerca del fallo.
Velocidad de ejecución: El deportista realiza movimientos explosivos y técnicos, mientras que el culturista controla la tensión muscular.
Descanso: El deportista descansa según la recuperación neuromuscular; el culturista según el volumen de trabajo.
Controlar la intensidad, la velocidad y la fatiga es crucial para que el entrenamiento tenga un efecto real sobre tu rendimiento.
4. Nutrición: la pieza que completa el entrenamiento
Un entrenamiento bien diseñado sin nutrición adecuada pierde eficacia. Para que tu rendimiento sea óptimo:
Asegura energía suficiente: Para rendir y recuperarte correctamente.
Consume proteínas de calidad: Para reparar y desarrollar masa muscular.
Hidratación y micronutrientes: Vitales para prevención de lesiones y recuperación.
Timing nutricional: Adapta ingestas antes y después de entrenamientos y competiciones.
5. Consejos finales
Para que tu entrenamiento tenga verdadera transferencia al deporte:
Observa tu deporte y analiza tus gestos técnicos.
Ajusta tus ejercicios según tu posición y rol específico.
Incluye fuerza, potencia y pliometría de forma inteligente.
Controla intensidad, velocidad y volumen según tus objetivos.
Diseña tu alimentación para acompañar tu entrenamiento y maximizar resultados.
El entrenamiento con transferencia real te hará más rápido, más fuerte y más eficiente, no solo más grande o estético. La combinación de planificación, técnica y nutrición es la clave del éxito.
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